El diario Clarín de Buenos Aires dedica hoy su principal editorial a la elección presidencial en nuestro país.
Una prueba para Chile
Chile enfrenta hoy su elección presidencial y parlamentaria. Por primera vez, una mujer, hija de un general constitucionalista apresado y muerto por sus colegas durante el golpe del 73, puede llegar a la Presidencia en nombre de una coalición de centroizquierda. Si Michelle Bachelet lo consigue, posiblemente tras la segunda vuelta electoral, la Concertación que gobierna Chile desde 1989, habrá abierto su cuarto período consecutivo, sucediendo a Aylwin, Frei y Lagos. Enfrente de la candidata oficialista está alineada la derecha, con sus variantes moderada y dura, con Sebastián Piñera y Joaquín Lavín. Esta competencia opositora plantea también otro interrogante. Van a las urnas dos versiones de la misma raíz, aunque Piñera parece haber modernizado su discurso y haberse desprendido del pinochetismo al que Lavín siguió defendiendo hasta el final.
Su giro posterior, cuando todos parecen darle la espalda al ex dictador, abrumado por las denuncias de represión ilegal y corrupción, no le sirvió a Lavín para moderar su imagen.Así como Bachelet recibirá, en el posible ballottage, el apoyo de los sectores de izquierda que compiten por fuera de la coalición, la derecha prometió unirse. Hay que recordar que el socialista Lagos llegó al Palacio de la Moneda al ganar por un estrechísimo margen en 1999.
La dirigencia política chilena ha demostrado, en general, una madurez envidiable en países en los que la calidad institucional es imprescindible para consolidar el sistema democrático. Aun cuando todavía hay un largo y difícil camino para mejorar la distribución de la riqueza, la estabilidad de la política económica permitió a Chile un crecimiento sorprendente y sostenido. El capítulo que hoy se inicia, entonces, será una prueba para un sistema político que ha encontrado fórmulas políticas eficientes para consolidar la transición.

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