¿Arde París?
Es una ficción en Europa pretender que los inmigrantes, que suman decenas de millones, son iguales ante la ley. La discriminación salta a la vista. En los aeropuertos, basta ver el color de la piel de cada cual para saber a quién revisarán en forma exhaustiva. Las patrullas policiales detienen a los morenos de pelo ensortijado. Lea el análisis de Raúl Söhr en La Nación Domingo.

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