"No estamos ganando la guerra en Irak", admitió el Pentágono
Lo dijo el nuevo ministro de Defensa, Robert Gates. Por primera vez el gobierno de EE.UU. lo reconoce. Gates agregó que si no se hace algo habrá una guerra regional. Y defendió negociar con Iran y Siria.
La intervención
La declaración del nuevo jefe del Pentágono blanquea una realidad demasiado conocida pese a la persistencia de la Casa Blanca por negarla. Pero hay un elemento extraordinario en este testimonio de Robert Gates: encierra un cambio de visión sobre la guerra en Irak que no parece haber tenido en cuenta la que hasta ahora han defendido el presidente George Bush y su vice, Dick Cheney.
Gates, un aliado del ex secretario de Estado de Bush padre, James Baker III cuya comisión sobre Irak emite hoy su esperado dictamen, actuó como la avanzada de una intervención sobre el gobierno. No es difícil preguntarse dónde queda ahora Bush y su autoridad cuando este grupo poderoso conocido como "los realistas" —vaya nombre oportuno—, sostiene que todo se hizo mal y que debe buscarse alguna posible solución con negociaciones, incluyendo a Irán en la mesa. Es un tremendo dato de debilidad de Bush y su gente. Verifica el derrumbe de las posturas fundamentalistas y anticipa, con tonos de emergencia, una nueva política global.

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