LAS SECUELAS DE LA CARTA DE LAGOS A EL MERCURIO
Derecho de polemizar
Señor Director:
A raíz de la carta enviada por el Presidente de la República al señor Agustín Edwards, un abogado, quien nunca -por lo demás- es aludido por el Presidente, se declara amedrentado y expresa sentir que su derecho ciudadano a manifestar su opinión y a ejercer su profesión están siendo amagados. Un columnista reprocha el proceder del Presidente en nombre de la República. A ellos se suma la Asociación Nacional de la Prensa, que califica esta carta como una presión que le hace daño a la libertad de expresión.
Como ciudadano y lector de "El Mercurio" me siento en el derecho de polemizar con estas supuestas "víctimas de la libertad de expresión", esperando que no se sientan nuevamente amedrentadas por el libre juego de las ideas. ¿Nos proponen acaso limitar la libertad de expresión, de forma tal que las personas que ejercen poder no puedan criticar a los medios de comunicación? ¿Habremos de olvidarnos que los medios de comunicación y particularmente la prensa ejercen poder y que su propiedad está más desigualmente distribuida en Chile que cualquier otro bien público?
Ni la libertad de expresión en Chile es tan frágil, ni la República tan débil, ni la tiranía del poder político tan eficaz, como para poner en riesgo los valores que estos dolientes reclaman, por el solo hecho de que el Presidente de la República le dirija una carta a quien no se encuentra precisamente en una posición de debilidad política, económica o social.
No pequemos de ingenuos ni juguemos a las víctimas. "El Mercurio" tiene suficiente poder para desembarazarse de la expresión de rabia de un ciudadano, aunque éste sea el Presidente de la República.

JORGE CORREA SUTIL

Igual de chileno
Señor Director:
Lamentables las palabras que usa el Presidente de Chile al referirse a una parte de los chilenos como "la tribu que desea sembrar el odio a través de los que escriben su página editorial y la tribu de los que quieren atacar no importa por cuáles medios."Sepa el señor Presidente que el no estar de acuerdo con él, el no formar parte de la mayoría que apoya su gestión o tener dudas sobre la legitimidad con que ha beneficiado o no a miembros de su familia, no nos hace menos chilenos, menos demócratas, ni mucho menos miembros de una tribu, simplemente chilenos.
La parte en la que dice "he intentado lo mejor para Chile, para el reencuentro", es poco consistente con el espíritu de la carta, bastante agresiva y peyorativa.
ARTURO FIGUEROA

Carta del Presidente
Señor Director:
El Presidente Ricardo Lagos parece no comprender muy bien la libertad de prensa. Aquella libertad sin la cual no existe democracia. La prensa debe cumplir su papel, independiente del grado de amistad que tenga el dueño de un diario con el personaje investigado.
El ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, quien no se liberó para nada de las críticas de la prensa, refiriéndose al papel de la prensa en el "affaire Lewinsky" dijo: "Preferiría sufrir el escrutinio de periodistas entrometidos que vivir en un país donde tal comportamiento nose permitiera".
El Presidente Lagos considera que el periodismo que investiga el comportamiento de su parentela no le hace bien a Chile.
Sin embargo, ningún país que aspire a denominarse democrático, o a tener un papel relevante en el ámbito internacional en las esferas políticas, económicas y sociales, puede lograrlo sin una opinión pública libre de ataduras, que sea soberana para investigar e incluso molestar y exigir respuestas de aquellos a quienes la ciudadanía les ha otorgado el poder.
Los medios de comunicación, en una sociedad abierta y democrática, tienen todo el derecho a indagar a quienes ejercen funciones públicas.
Con su carta, Ricardo Lagos exige un periodismo especial para él y sus parientes. Un periodismo blando y sonriente.
EDUARDO YÁÑEZ MOREL
Comité Pro-Defensa Ciudadana

Lagos defendió su carta
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